lunes, 1 de febrero de 2010

Va su Resto

César Nava y Jesús Ortega se juegan el poco capital político que les queda en elecciones. Y todo apunta a que lo van a perder.

Ambos dirigentes nacionales de partidos de ideas e ideales diametralmente diferentes (a excepción del de sacar al PRI de los gobiernos estatales), juegan el juego de la antidemocracia. De robar los feudos. Churchill durante la Segunda Guerra Mundial lidio además con la política interna, que no importando estados de paz o guerra, siempre enciende los hornos nacionales a los que hay que mediar la llama. El Partido Laborista le ofreció una alianza, Churchill contesto que hacerlo sería traicionar a la democracia, pues aceptar una alianza con un partido de oposición no solo gubernamental sino también de ideas y convicciones sería traicionar los ejercicios e la pluralidad y la búsqueda de acuerdos.

Las alianzas son de maravilla cuando se hacen con un bloque de partidos o un partido de ideas afines, pero hacerlo con quien es diametralmente opuesto, que está haciendo campaña contra propuestas hechas por uno, que promueve un estado religioso en contraposición a uno laico, son un ultraje a la democracia. Son un ultraje porque la democracia trata de opciones, de decidir entre una baraja de ofertas, de diferentes corrientes y pensamientos.

Alianzas con el único fin de sacar del poder a un partido no son validas, son traición a la democracia. Es la incapacidad de promover los cambios necesarios. Son la muestra de la ineptitud de ofrecer nuevas y mejores opciones. Es mantener los cacicazgos con otro cacicazgo.

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