Ayer Felípe Calderón lanzó su resto, la poca fuerza política que le queda, y su escasa credibilidad ante la ciudadanía va de la mano a que las propuestas ayer planteadas sean aceptadas.
Esté tercer año de (des) gobierno del legalizado Felípe, ha sido marcado por un serie de acontecimientos, principalmente en seguridad pública, y economía que han sido debastadores golpes para la credibilidad de su (des) gobierno. Desde Octubre del año pasado, a inicios de esta crisis, se intento dar seguridad a un economía mexicana más volátil que papalote al aire. De las declaraciones del famoso catarrito a tener que aceptar la caída del 10% del PIB.
La ilegalidad también ha sido sello de estos tres años. Detenciones sin ordenes de aprehensión, prestaciones ante medios de comunicación presentando a supuestos malosos que ha la fecha suman 226 mil 677 supuestos integrantes de las narcas filas, de los cuales el 75% han sido devueltos a sus casas con un usted disculpe, nos equivocamos, o por que han cooperado con las fuerzas federales o por que fueron injustamente detenidos. Grabaciones de los operativos contra las fuerzas armadas del narcotráfico han sido medulares, en el intento de dar la apariencia de una Policía Federal confiable y eficaz, que lejos de lograr su objetivo, han puesto la daga sobre la incertidumbre y el miedo en la población mexicana.
A mediados de este año, en las elecciones del pasado julio, donde la bandera de las Acciones Responsables era la figura del Presidente Calderón, donde el candidato no eran los aspirantes a diputados, ediles o gobernadores, si no el mismo Felípe, la derrota entonces no fue para los candidatos, la derrota fue para Calderón. Solo él, al ser el abanderado, al ser sus acciones como gobernante la propuesta panista y está derrotada, por los mismos dinosaurios de siempre -los del PRI-, el peso de la derrota no cae en otra persona que no sea él. Derrota de la que no acusa de recibido y de la cual no parece que vaya a acusar.
Siendo la ciudadanía la juez de los gobiernos municipales, estatales y federal, en las urnas demuestra la aprobación o no del desempeño de tal o cual gobernante, y al ser Acción Nacional el gran derrotado en los pasados comicios, es la negativa de la ciudadanía a las gestión calderonista. Al parecer, tal negativa no fue comprendida por el señor de los Pinos.
No puede seguir Calderón en su temática, debe de haber un cambio. Las proporciones hechas el día domingo son un paso, insignificante, puesto que solo son palabras, y si no se escriben en el papiro de la historia se las llevara el aire. Dichas proporciones serán valiosas cuando se vean logradas, si no, solo serán un cumulo de buenas intenciones.
Calderón no ha logrado consenso en el Congreso. Con estas últimas propociociones se juega su resto, si logra algo de ellas, tiene futuro, pues lograrlas, significara la conciliación y los acuerdos con las diversas fuerzas políticas; de no lograrlas, se nos vienen tres años de una creciente ingobernabilidad. No en las calles, si no legal, pues necesita Calderón un sustento en el Congreso, pues se gobierna con las leyes, y si no logra, no controlar, si no mediar y acordar con las fuerzas políticas parlamentarias para poder implementar las reformas necesarias para la sustentabilidad del país, entonces sí, el país se le habrá ido de las manos. No lo tiene fuertemente agarrado, lo tiene con uno o dos dedos, pero lo tiene agarrado.
Difícil el panorama de los siguientes tres años, pues la habilidad en la mediación y en los acuerdos de este primer trienio no ha sido más que nulo.
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