lunes, 8 de febrero de 2010

Por Antonomasia



Divertidas las declaraciones de la señora Zavala en que dice que el narco y la violencia no forman parte de la identidad mexicana. Parce que se auto formateó junto con los libros de texto gratuitos. Si hemos estudiado historia y hemos comprendido la mitad de lo que nos han intentado enseñar, comprenderíamos que una parte es mexica, maya, o dependiendo de la zona la etnia correspondiente, las más de ellas guerrilleras. Otra parte que nos conforma son los españoles también gustosos de la espada. La tercera parte que nos conforma es el mestizaje tanto de etnias, como de españoles con nativos americanos. Una formula guerillear por donde se vea.

¿No me cree?

Andamos en festejos (que no deberían, pero festejos). Festejamos 200 años de Independencia y 100 años de una revaluación inconclusa, que no frustrada. Si estudiamos específicamente los años transcurridos de 1810 a 1921 veremos que si llevamos en las venas las revoluciones y la violencia. Durante ese periodo, poco más de cien años no hubo un periodo de tranquilidad, estabilidad, paz en la nación. Cuando no era un tratado para desconocer al presidente, un golpe de estado, cuando no una intervención, o planes para quitar dictadores. Esos años hubo muertos, balazos y violencia.

En la época de la post revolución muchos de los sanguinarios asesinos a sueldos, pistoleros de la revolución, revolucionarios sin revolución, fueron siendo asesinados, integrados formalmente a la filas militares o policiacas, poco a poco se les fue mesurando y acabando con la violencia. Como es del progreso, se cambiaron las pistolas y plomazos por las plumas y documentos. Hacen tanto daño como un buen plomazo entre los ojos, sino pregúntenle a Salinas.

El caso desde la década de los noventas, es que haya en la frontera norte, se ha desatado una ola de violencia imperdonable. Empezando con los feminicidios de Ciudad Juárez y llegando al día de hoy con masacres estudiantiles, de chavos que ni la deben ni la temen, pero que en mitad de la fiesta acaban tan agujerados como una coladera, y que no contentos con las tragedias, los disfuncionales de de gabinetito y su jefecito, salen a decir que se los echaron por andar da malosos metidos en narcas acciones. ¿Estupendo no? Uno termina plomeado por culpa de la inseguridad y la infuncionalidad de los funcionarios y automáticamente se vuelve uno un narco de a cuarto con todo y apodo.

Al parecer a este desgobierno le gusta la violencia, los asesinatos tumultuarios, el miedo de la gente. Parece que es de su principal gusto las ilegales presentaciones de los presuntos delincuentes, que al final acaban siendo liberados por falta de pruebas, sin su usted disculpe, una cosa de lo lindo poco.

Y como si no fuera suficiente nos dicen que la estrategia es la correcta, pero necesita ser replanteada, ser una estrategia integral en un gobierno en que la discordia y la desunión son los pilares fundamentales. Pero bueno, mientras no entiendan que la violencia es consecuencia de y no causa de, que para erradicar el narco y que pegarle al mercado, que abatir el consumo es la forma eficaz de erradicar el narco. Su cerebro debe de ser de microscópico tamaño que tan pura lógica no cabe en el.

Los homicidios, los feminicidios, la ingobernabilidad, el estado fallido, es su culpa, de su desinterés, de su desatención. La gente pide la salida del ejército no porque crea que sea la solución a la violencia, sino por el miedo a que un día les toque una bala perdida. Piensa si el ejército sale, el narco los dejara en paz, se dedicara a sus negocios y no plomeara gente inocente. El miedo les lleva a esa alternativa, que no es alternativa.

Ciudad Juárez por su culpa, es, por ANTONOMASIA, la ciudad de la violencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario