martes, 16 de marzo de 2010

Barreanderos Chambeadores

Mientras era víctima de la traumatología a lo pendejo, común en este país donde lo menos común es el sentido común, unos barrenderos hacían su loable y importantísima labor sobre Candelaria, pasando enfrente de la Junta de Reclutamiento Militar de la delegación Coyoacán, dirigiéndose hacia la curva que une Monserrat con Candelaria donde temerariamente deje estacionado mi Clío. Chiflaron hacia donde los que envueltos en la traumatología a lo pendejo nos encontrábamos, buscando al dueño del Clío, pues mi rojo automóvil les estorbaba para poder barrer la calle. Contento corrí a mover el automóvil (no es mi medio de transporte preferido, prefiero la bici, pero en esta ciudad es suicida) ante la llamada de ese par de barrenderos que buscaban cumplir su loable labor. Y digo contento porque con la posibilidad de hacerse güeyes, y dejar que el automóvil fuera barrera para cumplir su labor e irse a otra parte, decidieron buscar la forma de cumplir con su tarea, cosa que en este país se ve cada vez menos.

Personas como ese par de barrenderos que buscan hacer su trabajo, y cuando algún obstáculo se los impiden buscan como moverlo o arrogárselas para cumplir su fin, son las que necesitamos para sacar a México del hoyo negro hacia el que se dirige.

A esos prestadores de servicios loables y trabajadores, GRACIAS.

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