Héctor Aguilar Camín en su artículo de ayer martes en Milenio Diario ve con beneplácito las propuestas realizadas por Felípe Calderón el domingo pasado. Coincido con él, las propuestas son buenas y necesarias para la vida del país. Lejos de las posturas y tesituras políticas, las modificaciones propuestas (por los infuncionales de los Pinos) deben de ser debatidas, escuchadas, fundamentadas y en su definiciones la mayoría de ellas aceptas. A mi parecer todas excepto una: la reducción del Congreso, mis motivos los daré en otro artículo.
Aguilar Camín dice que estos planteamientos cambian el rumbo de este (des) gobierno, yo lo veo de manera muy reservada.
Veo de manera reservada el cambio de rumbo, puesto que lo menos que se ha visto estos tres años son las conciliaciones y el debate, cuando hay una reforma por parte del ejecutivo, la defensa de está es pobre.
No basta con poner los temas de importancia nacional sobre la mesa, si la intención es que dichas reformas se logren, el (des) gobierno de Felípe debe ser quien organice el debate, ya sea mediante su propias instancias o mediante su bancada en ambas cámaras.
Las propuestas están ahí, al alcance de todos y los que tenemos el don de la creatividad pues más, el problemas no es hacerlas, si no realizarlas, lograr que se lleven acabo, que sean aceptadas.
Si el este desgobierno quiere pasar a la tilde de gobierno, debe de poder llevar a la mesa, no las propuestas, si no el debate a la mesa. El (des) gobierno debe de llevar la batuta, convocar, promover, convencer para que sus propuestas sean aceptas.
El trabajo y la maquinaria política de las conciliaciones y los acuerdos no son característica de esté infuncional equipo. ¿Podrá dar esté cambio de rumbo?
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